viernes, 4 de diciembre de 2015

ACTIVIDAD FÍSICA COMO TRATAMIENTO PARA LA ARTROSIS


¿QUÉ ES LA ARTORSIS?

            La artrosis, también conocida como osteoartritis o enfermedad degenerativa articular, es una enfermedad que afecta al aparato locomotor,  generando una destrucción del cartílago que forman las articulaciones, y seguida de una inflamación crónica del revestimiento de la articulación (Martín et Cano, 1999; Expert, 2015). Su aparición es más frecuente en hombres hasta aproximadamente los 55 años. Es a partir de esta edad, cuando prevalece más entre las mujeres.(Consejo General de Colegios Oficiales de Farmaceuticos, 2000).


            Las principales articulaciones que se ven afectada por esta patología son las manos, los pies, las rodillas, las caderas y la columna vertebral, habiendo variaciones en función del sexo. En mujeres suele ser más común en rodillas y manos, mientras que en los hombres son en las caderas (Consejo General de Colegios Oficiales de Farmaceuticos, 2000).



¿POR QUÉ SE PRODUCE LA ARTROSIS?

          La artrosis se puede clasificar como una patología primaria (idiopática), o secundaria (causa conocida). A pesar de existir dos tipos, las más comunes son las artrosis primarias. Las causas principales que influyen en su desarrollo son la edad la genética, el sexo, el exceso de estrógenos (absoluto o relativo), la obesidad, lesión articular anterior y factores anatómicos-biomecánicos (pérdida de fuerza muscular, défit propioceptivo, mala alineación articular...)(Martín et Cano,1999;Shane et Loser, 2010).

       Los traumatismos agudos también pueden propiciar fracturas intraarticulares que deterioren el cartílago articular y el hueso subcondral. Esto hace que se rompa la armonía en la movilidad de la articulación y se produzca fricción (leve) y constante de las superficies articulares (libro, newman). Esto es acusado principalmente al hecho de someter las articulaciones a una carga excesiva y anormal (libro, newman). Aparte de lo nombrado, los cambios a nivel bioquímicos que asume el cartílago articular, crea una pérdida de GAG (glucosaminoglicanos) creando una pérdida de resistencia a las fuerzas compresivas y de cizallamiento (libro newman). A pesar de esto sus causas aun no se encuentran determinada completamente.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS QUE PRODUCE?

            Uno de los principales síntomas que produce esta patología, es un dolor articular de característica mecánica unido a una disminución de varios grados en su funcionalidad (amplitud de movimiento de la articulación) y afectando psicológicamente al sujeto que la padece (National Collaborating Center for Chronic Conditions, 2008; Hart, Haaland, Baribeau et al., 2008). Otros de los síntomas es la rigidez articular matutina, con una duración de hasta 30 minutos, después de iniciar el movimiento. También puede presentar inestabilidad, crujidos articulares, e ir acompañados de contracturas musculares. No es frecuente que se produzca una inflación excesiva, al menos que sean artritis reumatoide o inflamatorias.

           Los objetivos a nivel de terapia principalmente están basados en la disminución de dolor y restablecimiento de la funcionalidad del paciente, a la vez que buscamos la prevención de incapacidad y la ralentización de las deformidades que esta produce (Jordan, Arden, Doherty et al, 2003).


¿QUÉ PAPEL EJERCE LA ACTIVIDAD FÍSICA SOBRE LA ARTROSIS?

            Son varios los estudios que han demostrado los beneficios que se pueden obtener con un incremente de habilidades físicas (Morgado, Perez, Moguel et al., 2005). La inmovilización esta totalmente desaconsejada ya que esto aumentaría la pérdida de masa muscular (atrofia), y por lo tanto una progresión de la patología.

La actividad física en personas que padecen artrosis tiene un pilar fundamental, ya que estos pacientes desarrollan limitaciones funcionales que afectando a la realización de actividades cotidianas. La primera función del ejercicio físico es prevenir la lesión y disminuir la incapacidad que esta crea, a la vez que mejora el dolor y la rigidez articular (Altman, Hochberg, Moskowitz et al., 2000).

        Es recomendados por terapeutas la realización de programas de ejercicios controlados basados en la movilidad articular y la fuerza periarticular. Los ejercicios de carácter aeróbicos (intensidad baja-media, y de larga duración), han demostrado con creces los beneficios en pacientes con artrosis de rodilla y cadera, sobre todos los programas en un medio acuático o de un simple paseo, con volumen de 30 a 60 minutos diarios, o al menos 3 veces por semana, teniendo siempre en cuenta el principio de entrenamiento  individualizado de cada paciente (Hochberg, Altman, Brandt et al., 1995).

           Diferentes estudios recomiendan mejorar la capacidad de generar fuerza del cuádriceps a través de ejercicios isométricos, isotópicos y propioceptivos en pacientes con artrosis de rodilla, ya que el fortalecimiento muscular a la vez que mejora la capacidad de soportar tensiones y sobrecargas en la articulación, también disminuye el dolor  y aumenta su movilidad (Pennix, Messier, Rejeski et al. 2001; Ettinger, Burns, Messier et al., 1997).

         Sin embargo, si la artrosis que padecemos afecta a la articulación de la cadera, el programa de ejercicios deberá estar basado en movimientos de flexo-extensión, abducción y aducción de ella, mejorando la ganancia de fuerza  en abductores y flexo-extensores de la articulación.

TIPOS DE ACTIVIDADES FÍSICAS RECOMENADAS PARA LA ARTROSIS

Las actividades físicas recomendadas como tratamiento no farmacológico son:
    Entrenamiento de fuerza progresivos
    Realizar ejercicios en un medio acuatico
    Entrenamientos aerobicos: caminar, bicicleta, eliptica...

       La duración de la actividad, como ya hemos comentado antes debe durar de 30 a 60 minutos, con una frecuencia de tres veces por semana como mínimo. Es aconsejable realizarla siempre a una intensidad modera, evitando alcanzar el umbral de dolor.

Algunas recomendaciones que debemos tener en cuenta según las evidencias basadas en el "Ottawa Panel" nombradas por (articulo) son:

    Los programas de ejercicio deben incluir un asesoramiento, buscando un cambio de vida activo, y por lo tanto positivo para la salud.
    Fortalecimiento isotónico e isométrico de miembreos inferiores mayoritariamente cuádriceps e isquiotibiales.
    Ejercicios cóncentricos-excéntrico para el dolor en reposo y durante actividades funcionales.
    Trabajo de miembros inferiores en general: fuerza muscular, flexibilidad, movilidad y coordinación.
    La realización de yoga, pilates y disciplinas relacionadas para mejorar la estabilidad articular y el arco de movimiento.

El colegio americano de medicina del deporte (ACSM) recomienda:

    Controlar los niveles de dolor usando la escala de BORG CR10 (dolor del 1 al 10).
    Realizar un calentamiento al iniciar la actividad y una vuelta a la calma al finalizarla.
    Si si produce dolor 2 horas después de haber realizado ejercicio, se debe disminuir la carga (intensidad-volumen) en las próximas sesiones.
    Si realizamos ejercicios acuáticos la temperatura ideal es de 28-31º.
    Usar un calzado estable con absorción de choque.

          A pesar de la multitud de ejercicios que se pueden realizar, los más recomendables y los que más beneficios positivos tiene según la literatura, son aquellos basados en el trabajo de fuerza de la musculatura periférica.

            Las actividades deportivas no recomendadas en este tipo de patologías son aquellas que tiene alta carga rotacional y un gran impacto sobre las articulaciones, ya que estas incrementan la degeneración articular y la probabilidad de sufrir alguna lesión (Papavasiliou, Kenanidis, Potoupnis et al., 2011; Wolf et Amendola, 2009):
    Fútbol
    Tenis
    Salto de obstaculos, 
    Balonmano
    Baloncesto
CONCLUSIÓN

            A pesar de que la actividad física no aparezca como un método curativo de la artrosis, si que produce numerosos beneficios a nivel articular que ayudan a mejorar nuestra calidad de vida. Los ejercicios más recomendables como tratamiento son aquellos de bajo impacto y de una intensidad baja-moderada, y los basados en una mejora de la fuerza muscular de la musculatura periférica de la articulación


BIBLIOGRAFÍA

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Ettinger WH Jr, Burns R, Messier SP, et al. (1997). A ran- domized trial comparing aerobic exercise and resis- tance exercise with a health education program in older adults with knee osteoarthritis: the Fitness Arthritis and Seniors Trial (FAST). JAMA; 277: 25-31.

Expert, M. O.(2015) Articulaciones afectadas por la artrosis: http://eliteorthonorthhills.com/hl/?/11643///sp

Hart LE, Haaland DA, Baribeau DA, Mukovozov IM, Sabljic TF (2008). The relationship between exercise and osteoarthritis in the elderly. Clin J Sport Med. 18(6):508-21.


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Jordan KM, Arden NK, Doherty M, et al.(2003). EULAR Recommendations 2003: an evidence based approach to the management of knee osteoarthritis: Report of a Task Force of de Standing Committee for Interna- tional Clinical Studies Including Therapeutic Trials (ESCISIT). Ann Rheum Dis; 62: 1145-55.

Martín A, Cano JF (1999). Atención Primaria: conceptos, or- ganización y práctica clínica. Madrid: Harcourt- Brace, p. 1128-52.

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Pennix BWJH, Messier SP, Rejeski WJ, et al. (2001). Physi- cal exercise and the prevention of disability in activi- ties of daily living in older persons with osteoarthri- tis. Arch Intern Med; 161: 2309-16.

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