¿QUÉ ES LA ARTORSIS?
La
artrosis, también conocida como osteoartritis o enfermedad degenerativa
articular, es una enfermedad que afecta al aparato locomotor, generando
una destrucción del cartílago que forman las articulaciones, y seguida de una
inflamación crónica del revestimiento de la articulación (Martín et Cano, 1999;
Expert, 2015). Su aparición es más frecuente en hombres hasta aproximadamente
los 55 años. Es a partir de esta edad, cuando prevalece más entre las mujeres.(Consejo
General de Colegios Oficiales de Farmaceuticos, 2000).
Las
principales articulaciones que se ven afectada por esta patología son las
manos, los pies, las rodillas, las caderas y la columna vertebral, habiendo
variaciones en función del sexo. En mujeres suele ser más común en rodillas y
manos, mientras que en los hombres son en las caderas (Consejo General de
Colegios Oficiales de Farmaceuticos, 2000).
¿POR QUÉ SE PRODUCE LA
ARTROSIS?
La
artrosis se puede clasificar como una patología primaria (idiopática), o
secundaria (causa conocida). A pesar de existir dos tipos, las más comunes son
las artrosis primarias. Las causas principales que influyen en su desarrollo
son la edad , la genética, el sexo,
el exceso de estrógenos (absoluto o relativo), la
obesidad, lesión articular anterior y factores
anatómicos-biomecánicos (pérdida de fuerza muscular, défit propioceptivo,
mala alineación articular...)(Martín et Cano,1999;Shane et Loser, 2010).
Los
traumatismos agudos también pueden propiciar fracturas intraarticulares que
deterioren el cartílago articular y el hueso subcondral. Esto hace que se rompa
la armonía en la movilidad de la articulación y se produzca fricción (leve) y
constante de las superficies articulares (libro, newman). Esto es acusado
principalmente al hecho de someter las articulaciones a una carga excesiva y anormal
(libro, newman). Aparte de lo nombrado, los cambios a nivel bioquímicos que
asume el cartílago articular, crea una pérdida de GAG (glucosaminoglicanos)
creando una pérdida de resistencia a las fuerzas compresivas y de cizallamiento
(libro newman). A pesar de esto sus causas aun no se encuentran determinada
completamente.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS
QUE PRODUCE?
Uno
de los principales síntomas que produce esta patología, es un dolor articular
de característica mecánica unido a una disminución de varios grados en su
funcionalidad (amplitud de movimiento de la articulación) y afectando
psicológicamente al sujeto que la padece (National Collaborating Center for
Chronic Conditions, 2008; Hart, Haaland, Baribeau et al., 2008). Otros de los
síntomas es la rigidez articular matutina, con una duración de hasta 30
minutos, después de iniciar el movimiento. También puede presentar
inestabilidad, crujidos articulares, e ir acompañados de contracturas
musculares. No es frecuente que se produzca una inflación excesiva, al menos
que sean artritis reumatoide o inflamatorias.
Los objetivos a nivel de terapia principalmente están
basados en la disminución de dolor y restablecimiento de la funcionalidad del
paciente, a la vez que buscamos la prevención de incapacidad y la ralentización
de las deformidades que esta produce (Jordan, Arden, Doherty et al, 2003).
¿QUÉ PAPEL EJERCE LA
ACTIVIDAD FÍSICA SOBRE LA ARTROSIS?
Son
varios los estudios que han demostrado los beneficios que se pueden obtener con
un incremente de habilidades físicas (Morgado, Perez, Moguel et al., 2005). La
inmovilización esta totalmente desaconsejada ya que esto aumentaría la pérdida
de masa muscular (atrofia), y por lo tanto una progresión de la patología.
La actividad física en personas que padecen artrosis
tiene un pilar fundamental, ya que estos pacientes desarrollan limitaciones
funcionales que afectando a la realización de actividades cotidianas. La
primera función del ejercicio físico es prevenir la lesión y disminuir la
incapacidad que esta crea, a la vez que mejora el dolor y la rigidez articular
(Altman, Hochberg, Moskowitz et al., 2000).
Es
recomendados por terapeutas la realización de programas de ejercicios
controlados basados en la movilidad articular y la fuerza periarticular. Los
ejercicios de carácter aeróbicos (intensidad baja-media, y de larga duración),
han demostrado con creces los beneficios en pacientes con artrosis de rodilla y
cadera, sobre todos los programas en un medio acuático o de un simple paseo,
con volumen de 30 a 60 minutos diarios, o al menos 3 veces por semana, teniendo
siempre en cuenta el principio de entrenamiento individualizado de cada
paciente (Hochberg, Altman, Brandt et al., 1995).
Diferentes
estudios recomiendan mejorar la capacidad de generar fuerza del cuádriceps a
través de ejercicios isométricos, isotópicos y propioceptivos en pacientes con
artrosis de rodilla, ya que el fortalecimiento muscular a la vez que mejora la
capacidad de soportar tensiones y sobrecargas en la articulación, también
disminuye el dolor y aumenta su movilidad (Pennix, Messier, Rejeski et
al. 2001; Ettinger, Burns, Messier et al., 1997).
Sin
embargo, si la artrosis que padecemos afecta a la articulación de la cadera, el
programa de ejercicios deberá estar basado en movimientos de flexo-extensión,
abducción y aducción de ella, mejorando la ganancia de fuerza en
abductores y flexo-extensores de la articulación.
TIPOS DE ACTIVIDADES
FÍSICAS RECOMENADAS PARA LA ARTROSIS
Las actividades físicas recomendadas
como tratamiento no farmacológico son:
•
Entrenamiento de fuerza progresivos
•
Realizar ejercicios en un medio acuatico
•
Entrenamientos aerobicos: caminar, bicicleta, eliptica...
La
duración de la actividad, como ya hemos comentado antes debe durar de 30 a 60
minutos, con una frecuencia de tres veces por semana como mínimo. Es
aconsejable realizarla siempre a una intensidad modera, evitando alcanzar el
umbral de dolor.
Algunas recomendaciones que debemos tener en cuenta según
las evidencias basadas en el "Ottawa Panel" nombradas por (articulo)
son:
•
Los programas de ejercicio deben incluir un asesoramiento,
buscando un cambio de vida activo, y por lo tanto positivo para la salud.
•
Fortalecimiento isotónico e isométrico de miembreos
inferiores mayoritariamente cuádriceps e isquiotibiales.
•
Ejercicios cóncentricos-excéntrico para el dolor en reposo
y durante actividades funcionales.
•
Trabajo de miembros inferiores en general: fuerza
muscular, flexibilidad, movilidad y coordinación.
•
La realización de yoga, pilates y disciplinas
relacionadas para mejorar la estabilidad articular y el arco de
movimiento.
El colegio americano de medicina del deporte (ACSM) recomienda:
•
Controlar los niveles de dolor usando la escala de BORG
CR10 (dolor del 1 al 10).
•
Realizar un calentamiento al iniciar la actividad y una
vuelta a la calma al finalizarla.
•
Si si produce dolor 2 horas después de haber realizado
ejercicio, se debe disminuir la carga (intensidad-volumen) en las próximas
sesiones.
•
Si realizamos ejercicios acuáticos la temperatura ideal
es de 28-31º.
•
Usar un calzado estable con absorción de choque.
A pesar
de la multitud de ejercicios que se pueden realizar, los más recomendables y
los que más beneficios positivos tiene según la literatura, son aquellos
basados en el trabajo de fuerza de la musculatura periférica.
Las
actividades deportivas no recomendadas en este tipo de patologías son aquellas
que tiene alta carga rotacional y un gran impacto sobre las articulaciones, ya
que estas incrementan la degeneración articular y la probabilidad de sufrir
alguna lesión (Papavasiliou, Kenanidis, Potoupnis et al., 2011; Wolf et
Amendola, 2009):
•
Fútbol
•
Tenis
•
Salto de obstaculos,
•
Balonmano
•
Baloncesto
CONCLUSIÓN
A pesar de que la actividad física
no aparezca como un método curativo de la artrosis, si que produce numerosos
beneficios a nivel articular que ayudan a mejorar nuestra calidad de vida. Los
ejercicios más recomendables como tratamiento son aquellos de bajo impacto y de
una intensidad baja-moderada, y los basados en una mejora de la fuerza muscular
de la musculatura periférica de la articulación
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